10, 381.- El herético cae en el rango de la herejía o al hereje, de esa habladuría murmuración, chisme y cuento del la heterodoxia que fastidia a los no creyentes en alguna fe religiosa como la hermenéutica para garantizar que la interpretación de algunos textos específicamente los sagrados sean respetados aunque en ocasiones exagerados como el castigo recibido a los infieles a ella.
10, 382.- Las personas que se consideran acendradas es decir puras sin mancha ni defecto tendientes a la perfección por llevar sus valores hasta la compasión en ese sentimiento de pena y ternura e identificación ante los males de alguien ven paja ajena en el ojo y no la viga en el propio.
10, 383.- Interpretarse así mismo tiene su riesgo, pues el poder de transformación de los valores que intermedian en la opción de la oposición a la formación de ellos en que los códigos y ética pierden en la aceleración de la acción de la inmediatez diaria y la banalidad en la oscuridad de lo razonadamente moral en la convivencia en el que sólo sobrevive la conveniencia.

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