247.-La palabra oral o escrita debe ser a imagen y semejanza de la idea, una manera de acercarse a la certeza cuando hay forma de decir lo mismo de diferentes maneras.
248.-Se laceran conciencias en el catafalco de las palabras que urjan y surjan del Diccionario de epitafios muertos por un arcaísmo entreverado con vocablos vivos.
249.-Las convecinas letras y sus siembras en los surcos del papel son andadura, pergueñan las mieses de las palabras y su apego a la libertad, pues circula campante por los escritos en busca de la línea inédita, esa que no se halla descubierta o difundida.
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