10, 624.- La inserción y coparticipación de los sentidos en la praxis del instinto deja a un lado la intuición que parece hacerse a un lado en espera de ver cierto beneficios que complacen los instantes corporales y resultan adictivos y a la vez necesidades de inexorable e inefable prerrogativas de satisfacción.
10, 625.- El mito, el espíritu y la utopía, uno y los demás generan una especie de ficción en esa misión en la que el alma o ánima se despliegan en el que el deseo más allá de la formación e interior humano y su sinergia interactúa en determinación subliminal en busca de una paz y tranquilidad que algunos denominan la felicidad.
10, 626.- ¿ Ya vez las llaves del deseo?, por un lado están las puertas de lo desconocido y se requiere de acceder y atreverse con ese prurito que deforma los sentidos a un estado intenso en las que las posibilidades racionales están más allá y nuestra estancia es más acá en que la distorsión de otra dimensión virtual que ocupa un espacio y se mueve en la sobre realidad es alternar entre subconsciente individual y colectivo.

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