1366.- Los grumos de la realidad escapan de la reversible temporalidad del Presente, para evadirse en ese agobio compulsivo y obsesivo del continuo instante del anodino viaje del viandante de la existencia.
1367.- Los pecios del naufragio en el destino existencial y de su embalaje al más allá de la antiquísima muerte, remite a las hileras de surcos entrecortados para la siembra eterna, o, a semejanza de las cenizas en que surge el Fénix del alma, están vigentes a un nuevo renacer.
1368.- Escuchar al medio día la melodía del canto que decanta el recuerdo de las visitas al Pasado de lastres de aposta, conducen a la cesión de espacios que acercan a la ilusión y alusión de la recreación del mejor momento.

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