10, 231.- Selenita o senilidad, el primero resulta en la vocación o admiración por la celeste luna y el segundo acarrea demencia senil en lo débil y frágil que se vuelve el cerebro en la edad de los viejos y su capacidad para reaccionar en sus reflejos al pensar y recordar contra la apuesta y/o reclamo en las prisas y valía a dicha aceleración.
10, 232.- Lentitud, laxitud o lasitud y en el extremo se halla la lascivia, esa lujuria incontenible de liviandad y cierta locura por la sensual obscenidad aún en la vejez en que las primeras palabras contienen un grado de voluntad o decaimiento en que se deteriora la edad.
10, 233.- De cierta labia debe poseer el político en ese laberíntico y confuso quehacer que la tradición ofrece a la propuesta para convencer en su laboriosa manifestación y ambición con el carisma de su atención en esa largueza y en el desprendimiento de la palabra hacia su con vencimiento en su labor.
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