11, 212.- La sinceridad no se legitima como destreza si no se es consciente al acercamiento de la verdad en la que la malicia desde la información resulta ser el perfil de la comunicación en la utilización de los seres humanos de la manipulación que registra una violación y afrenta al derecho de ejercer ser.
11, 213.- La dignidad no tiene precio pero si aprecio y no interés sobre todo monetario donde la dificultad estriba en blanquear el engaño con certezas impositivas disfrazadas con frazadas de mentiras predatorias e irresponsables de resolutivos adversos.
11, 214.- Lo privado y personal no requiere de consentimiento de los demás y menos de estructuras totalitarias en el cohecho de leyes y derechos que son parte de una guerra en la que parecerá asumir responsabilidades que no requieren de expiación aún si se sabe de la maldad del concertador.

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