1819.- El cepo de los impuestos, esa recaudación hacendaría como ejercicio fiscal y obligada, condona con benignidad y cortesía a la egregia economía de magnates consentidos de lucro y obliga con fallas poco hospitalarias a los asalariados cumplidos.
1820.- La diáfana ética de los festejos bicentenarios dejan de ser sobrios de hiperestesia que postrimerá ajustes de dinero y modifica lo no previsto.
1821.- La indigencia que provoca el modelo económico actual de hambre mundial, carece de equidad e indefensión por sus máximas condicionadas a la especulación, la especialización y el oligopolio de apetitos financieros.

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