10, 114.- La abnegación en soledad precisa del desinterés, desprendimiento y la voluntad de los afectos o de la conveniencia propia cuando ésta resulta una dificultad al quererla compartir en el entorno por no convenir en la ablepsia o ceguera del entorno al abrogar costumbres que difieren cual aversión o intolerancia que abomina placeres laxos o leves que levanten el espíritu y no que sólo den rienda suelta al instinto prístino.
10, 115.- Los instantes del silencio en soledad, donde el pasado distingue burdas imágenes de una realidad mal interpretada pues en función de los resultados, los tal vez eviten la redención que se fatiga por la desesperanza de contemplar un presente que no se cumple con algunos de los propósitos expósitos expiatorios.
10, 116.- El mejor confesor para expiar culpas, no ajenas, se explayan de manera en el eco expresivo de los sentimientos comprimidos en dudas dubitativas que no tienen ambigüedad de los errores de las prisas sin pausas que exploran las explosiones de las acciones que conllevan el ensayo y error pendular del tiempo joven que no perdona la dilación como sermón.

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