10, 339.- Rehusarse con mirada arisca se saluda con un malestar con recelo tal vez a la desconfianza que los demás generan en la actitud poco prepositivo en un acto que trastoca la invalidez del ser por carecer de validez y sólo establecer la obediencia y sumisión sin consagración de esos efectos de riesgo humano en su réplica y súplica innecesaria.
10, 340.- Plegarse a las necesidades de los demás carece por necesidad de voluntad indómita por no atreverse a poner en riesgo la vida en un acto que solo hace denostar la paciencia de que por un supuesto bienestar se logren mejoras en la vida personal de exigencia impulsiva.
10, 341.- La cobardía y la valentía resisten extremos que intermedian entre la temeridad y la honestidad, en el que no parece haber un punto medio que determine la voluntad que establezca seriedad a actos en que la suerte o el azar resulten afortunados en una u otra decisión inútil que marca de por vida a quién osa retar ante los demás.

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