LAS NECRÓPOLIS PENDÉMICAS SE EXTIENDEN EN EL GLOBO TERRÁQUEO DE UNA REALIDAD QUE NO ALCANZA SU FUROR.

12, 178.- Las desavenencias se acomodan a hurgar en la memoria y avizoran una serie de fracasos y son susceptibles de causar escozor en la piel cual abrojo de una rosa roja al armarla con otras en un arreglo floral ahora que se acerca la fecha del amor la amistad en los pretextos que no los motivos para acercarse a una relación más íntima, según atracción recíproca. 
12, 179.- La necrópolis de la pandemia local no parece tener coto de estabilizar su expansión en esa primera implosión que se se a diversificado de una manera brutal que a rebosado y rebasado su propia realidad en lo más lejano a sus certezas existenciales convirtiendo los promontorios de cadáveres en nefandos, execrables y perversos camposantos. 
12, 180.- El furor ante lo estoico por la vocación existencial del medio al miedo de trascender de este plano físico es poder dejar un legado en la única herencia que pudiera permitir se logre al igual que las cenizas propias sirvan de abono al recuerdo de lo vivido y germinen algo de esos sueños anhelados y que se quedaron en suspenso, en el que tal vez alguien vea sus brotes germinar.

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